October 18, 2008

The Dark Knight

Sean Ellis comenzó a tomar fotos cuando tenía once años. Preparado como fotógrafo de naturaleza muerta, Sean se marchó de Brighton a Londres en 1994. Aplicar su conocimiento de la naturaleza muerta y usarlo para iluminar editoriales de moda, le ayudó a convertirse parte de la nueva generación de fotógrafos de moda que estuvieron más solicitados a finales de los noventa.

Recientemente nombrado como uno de los diez mejores fotógrafos de Inglaterra , su trabajo en revistas como iD, The Face, Visionaire, Dazed & Confused, Numero, Vogue edición Francia, Inglaterra, Japón y Estados Unidos, Arena Homme y Harper's Baazar, entre otras, a menudo ha ofrecido el lado más oscuro de la fotografía de moda con un estilo que ha sido descrito como "cinemático". Muy pronto combinó cine y fotografía dando como resultado aclamados vídeos musicales y posteriormente haciendo cine.

Sean Ellis ha dirigido anuncios para Jean Paul Gaultier, Land Rover, Rimmel, 02, EA Games y ha colaborado con David Lynch en una serie de imágenes de moda que fueron publicadas en Harper’s Bazaar.

Una fotografía cada día durante un año era la idea tras su primer libro 365 – Un Año en la Moda que incluye trabajo comercial y personal tomado durante 1999.

Ellis ha escrito y dirigido dos cortometrajes (ambos producidos por la compañía de los hermanos Tony y Ridley Scott): LEFT TURN (2001), una oscura película de terror psicológico y la aclamada CASHBACK (2004), una visualmente rica comedia negra que recibió el máximo galardón en 14 festivales internacionales de cine y fue nominada al Oscar en la categoría al Mejor Cortometraje en 2006. En ese mismo año, Ellis convirtió en largometraje este trabajo cuyo estreno fue en el verano de 2007.

Este año, Ellis ha mostrado en diversos festivales su nueva película: The Broken, un thriller sobre la duplicidad y los dobles, que ha recibido favorables críticas y que aún no tiene probable de fecha de estreno.

Aquí dejo uno de sus legendarios trabajos para la revista británica The Face donde un ecléctico Alexander McQueen es retratado como un caballero medieval (1998).








October 17, 2008

Anglomania



Justo cuando empezaba la década de los '90 conocí Londres. Fue un viaje extraño, emocionante y por qué no?, hasta instructivo. No conocí todo lo que hubiese querido (es más, me tocó la época en que los gothics se escondían casi en el alcantarillado, porque juro que no vi casi a ninguno, pero eso sí, a montones de punkies haciendo su agosto cobrando por dejarse filmar o fotografiar en la plaza de Picadilly Circus), admito que tengo deudas pendientes de sitios que se quedaron fuera de los extensos recorridos, pero tengo la esperanza de volver algún día. Sin embargo, Gran Bretaña, el Reino Unido, Inglaterra, siempre ha sido una presencia constante en mi vida y todo gracias a la música, en primer lugar (después, la historia, su literatura y cine): desde los Rolling Stones, pasando por David Bowie, Ozzy Osbourne, Led Zeppelin, Queen, Siouxsie, Bauhaus, The Cure, Sisters of Mercy, los Fields, The Cult, Joy Division, Depeche Mode, Iron Maiden, Duran Duran, Madness, The Clash y toda esa oleada del New Wave ochentero, algunas otras de los 90 y más recientes (Radiohead, Suede, Blur, Placebo).

Mi primer acercamiento al idioma, también fue por vía británica, debido a que en mi colegio de primaria (e inclusive desde preescolar) los profesores de inglés lo impartían respetando el origen (alabados sean los dioses, porque no hay nada peor que aprender inglés con la modalidad estadounidense :P sobre todo, por el caos que se crea con los modismos), aunque debo reconocer que viviendo a un lado de USA, tuve más oportunidad de practicar con elementos de allí que de este lado del mundo (los viajes, la familia que tengo y vive ahí, los amigos y las publicaciones como revistas, cómics y libros varios). Recuerdo que pensar en Inglaterra, siempre me llevaba a otros tiempos, siempre al pasado y poco el tiempo actual.

No sé, fuera del contexto musical, Inglaterra creo que tiene más presencia por sus batallas por el poder, su monarquía, las antiguas colonias, etc. que por una historia reciente a excepción de ciertos detalles de la bien llamada Dama de Hierro Margaret Thatcher o los desfases totales de Tony Blair. En el mundo de la alta costura, es bien sabido que Londres no es una de las capitales que imponga tendencias, por mucho que cuente con el Central Saint Martins College, uno de los mejores sitios para estudiar diseño de modas y de donde han surgido personajes como John Galliano o Alexander McQueen. Sin embargo, Londres se mantiene como un referente de lo revolucionario, de la extravagancia o hasta de la vanguardia a pesar de que sólo en ocasiones muy pero que muy puntuales, se le dá el crédito correspondiente. No olvidemos a la diseñadora Mary Quant que hace más de 40 años lanzó la minifalda y logró que a principios de los '60 las jóvenes no qusieran vestirse como sus madres. Vivienne Westwood es otro de los pilares de la controversia desde que se encargó de "diseñar" la imagen de los Sex Pistols hasta la fecha, con su tendencia a magnificar al mismo tiempo que ridiculiza los valores ingleses como la monarquía o el tartan.

Todo esto viene a cuento porque desde el 3 de mayo hasta el 4 de septiembre, el Museo Metropolitan de Nueva York ofrece al público la exposición Anglomanía, Tradición y Transgresión en la Moda Británica , un repaso sui-generis nada sofisticado ;-) La exposición combina la moda con el sentido del humor, por ejemplo: el punk con la caza del zorro, en salas temáticas que llevan nombres como 'Hunt Ball' (Gala de caza), 'Gentleman's Club' (El club de los caballeros) o 'The English Garden' (El jardín inglés), convenientemente ambientadas. En esos escenarios muestran desde los abrigos de David Bowie hasta la toquilla de boda de Camila Parker, sin despreciar un vestido de noche de Vivienne Westwood que luce coordinado con una gargantilla rellena de esperma. Todo esto, entre muebles jacobinos y retratos de la reina Isabel. El espectáculo lo patrocina la editora de Vogue, Anna Wintour, y el grupo mediático Conde Nast para celebrar el 150 aniversario de la conocida firma Burberry.


En opinión de Anna Wintour: "Londres siempre ha mostrado en su moda lo más creativo, lo más divertido y lo más humorístico". AngloMania se centra en el periodo que va de 1976, cuando el estilo punk salta de King´s Road a la moda convencional, hasta el día presente. De los ya lejanos tiempos del punk se muestra una chaqueta de tartán que perteneció a Johnny Rotten, de los Sex Pistols, y que fue diseñada en 1976 por Vivienne Westwood. Rotten también estuvo en la presentación de la exposición e incluso sus palabras están recogidas en una grabación.


Cuando el Punk estaba en su apogeo, cuando se rompía con todo lo establecido por los "Monstruos del Rock" y se escupía sobre los niños bien que jugaban a la ambigüedad amparados en el Glam Rock (y justo ahora recuerdo la película Velvet Goldmine), alguien podría haberse imaginado que el escandaloso Johnny "dientes podridos" Rotten se convertiría en todo un ícono británico? Hahahaha, sinceramente lo dudo, pero aún para su propia sorpresa, así es.

(Publicado en MacVamp Blog el 21 de julio de 2006)

October 15, 2008

Un vicio secreto



Anjelica Huston y Lipp Jenns, fotografiados por Bob Richardson, Vogue Italia, 1972


Cuando decido revelar uno de mis vicios secretos, jejeje, siempre viene a mi mente aquella escena de la película Flashdance, donde le preguntan a la protagonista interpretada por Jennifer Beals, por qué en sus ratos libres como soldadora en una fábrica, se dedica a hojear la revista Vogue en su edición francesa. Ella simplemente se alza de hombros y dice que a pesar de no entender el francés, lo que más disfruta son las fotos.

Podría decirse que un "alma mundana" no puede ser capaz de apreciar lo que transmite el arte de la fotografía, pero nada más lejos de la realidad. Yo no he estudiado fotografía (uno de mis anhelos más preciados que se quedó en el camino) pero desde pequeña comencé a sentirme atraída por la fotografía, sobre todo la de moda. Tal vez sea algo inevitable a mi pasión por el mundo de la alta costura que ha generado (menos mal, hahaha) sólo en una admiración tremenda por varios diseñadores. De pequeña, quizá como todos, dibujaba mucho y en algún momento comencé a "diseñar". Hasta hace algunos años, no dejé de hacerlo e inclusive un amiguete que durante un tiempo se dedicó a realizar ropa, pudo dar forma a algunos de mis diseños aunque sólo fue de forma particular.

La culpa de todo la tiene mi madre, jejeje. Ella admiraba a Coco Chanel y siempre que venía a cuento (y cuando no, también, hahaha) me contaba su historia de superación y coraje y por supuesto, la huella imborrable que dejó en la historia de la moda. Posteriormente, descubrí las revistas de moda (sí, fue inevitable la Vogue norteamericana, Vanity Fair, la Marie Claire francesa, la Elle y también la W) y poco a poco se fue definiendo mi gusto particular por algunos fotógrafos y sobre todo por el estilo blanco y negro. Pronto las paredes de mi habitación así como carpetas y cuadernos, se vieron invadidos por los recortes que convertía en collages que hacía no sólo con los diseños que me gustaran (recuerdo mucho una foto de la top model Linda Evangelista en 1990 posando con un vestido de Versace color azul purísima con unos cocodrilos de bisutería en los tirantes que se cruzaban en la espalda), sino de fotos completas de editoriales que siempre me transmitían algo.

No soy una experta en fotografía pero creo reconocer lo que vale la pena por transgresor pero con ojo estético y lo puramente guarro sin gusto, ni forma, ni estilo. Ya lo he dicho: prefiero la fotografía en blanco y negro al color y en el caso de la fotografía de moda: los editoriales creativos y artísticos.

Poco a poco he ido conociendo y admirando el trabajo de fotógrafos como Mario Testino, Helmut Newton, Richard Avedon , Steven Meisel (lo descubrí a partir del trabajo que hizo con Madonna en su libro Sex), Annie Leibovitz, Jean-Baptiste Mondino (quien también ha dirigido videos musicales), Steve Klein y Herb Ritts (uno más que también ha dirigido videos como el de Wicked Game de Chris Isaak) entre otros que quizá no recuerdo en este momento que además han hecho magníficos trabajos retratando a estrellas de cine y músicos, la mayoría rockeros. O algunos que no conozco y que ha sido muy grato descubrirlos como Bob Richardson, gracias a un artículo publicado en la revista Yo Dona que todos los sábados publica el periódico El Mundo.

Es curioso que siendo una figura de culto dentro del mundo de la fotografía underground, por así llamarlo, y que causó una pequeña gran revolución a finales de los 60 principios de los 70 en la fotografía de moda, apenas haya información en la red. Sólo a partir de su muerte (2006) y de la publicación de un libro escrito por su hijo (2007) quien también es fotógrafo, hay archivos de diferentes diarios y blogs que hablan sobre él. Y acaso un puñado de fotos que han sido utilizadas como kit de prensa al ser extraídas del libro. Así que me quedo con ganas de ver todo el editorial que hizo con una jovencísima y misteriosa Anjelica Huston con ropa de Valentino y ambientación decadente nazi para la revista Vogue italiana en 1972, por ejemplo.

Aquí dejo el artículo sobre Bob Richardson, que lo disfruten:


A propósito de Richardson

Bob Richardson insufló vida a a la fotografía de moda mostrando a modelos que, lejos de existir en un mundo perfecto, sufrían, lloraban, deseaban. Su hijo Terry edita un libro que recoge sus mejores imágenes, paralelas a una existencia marcada por el drama.

¿Qué pasa cuando la realidad tozuda, sucia, palpitante, irrumpe en un universo como la moda, lleno de imágenes absolutamente controladas por las reglas de la belleza y el mercado? Pues que el establishment saca la tarjeta roja (esto es lo habitual: el consumo de marcas no busca individuos, sino consumidores; no quiere verosimilitud, sino sueños) y arrebata al autor su condición de tal. Una cosa es diseñar escenarios y situaciones epatantes (clínicas de cirugía estética, la guerra de Irak) para mostrar la ropa que mueve al mundo, y otra bien distinta hacer que hable el mundo que se mueve dentro de esa misma ropa. ¿Acaso le interesa lo que tiene que decir?

Son muy pocos los autores que, hoy por hoy, logran narrar más allá de la siempre apreciable persecución de la belleza dentro de la fotografía de moda. Y, aunque el espíritu de los tiempos y un determinado y fluctuante modelo de mujer van inextricablemente unidos a estas instanténeas, apenas es posible rescatar editoriales que superen la prueba del tiempo, que hayan logrado ser algo más que un escaparate con fecha de caducidad. Desde luego, en su contexto, no están obligados a pretender nada más. Sin embargo, aún existen genuinos creadores que exploran un territorio cada vez más coercitivo, elevando el género (si es que se puede denominar como tal) a una altura superior a la exigida por el cuché.

Bob Richardson (Long Island, 1928; Manhattan, 2006) fue uno de esos románticos que empujaron las márgenes del editorial comercial hasta hacerlo palpitar con el aliento entrecortado y violento de final de los 60 y 70, sus años de esplendor. La felicidad algo pueril de aquellas maravillosas décadas (recordemos: minifaldas, Beatles, swinging London y demás tópicos) se tornó a través de su lente un turbulento panorama de emociones, un pantone interminable de sentimientos que ha convertido sus fotos en humanas y, por tanto, inmortales. Sus modelos no eran protagonistas de cuentos de glamour y éxito, sino que lloraban, se consumían de soledad o del deseo, sufrían. "No hay manuales con su técnica ni le han dado premios, pero existe la escuela de fotografía Bob Richardson", ha admitido Bruce Weber, quien, junto con Steven Meisel o Peter Lindberg, reconoce que el artista abrió camino para una manera muy particular de hacer. "Su escuela es la antiescuela. Él fue el primero es subexponer la película, en no enseñar la ropa".

La importancia de su trabajo la resumió como nadie Ruth Ansel, directora de arte de la revista Harper's Bazaar de 1963 a 1971: "Bob fue el primer fotógrafo de moda que mostró las auténticas y complejas emociones femeninas. Le movía el impulso de acabar con todo los artificios, algo que me sedujo inmediatamente. Él acabó con el culto a la mujer ideal y redefinió la belleza moderna. Lo que realmente le fascinaban eran las mujeres en permanente lucha por liberarse de su pasado, mujeres con vidas reales y emociones reales: independientes, deprimidas, que lloraban, mantenían relaciones sexuales, tomaban drogas, se peleaban con sus amantes y, en suma, vivían sus vidas como si fueran oscuros dramas de Antionioni. Él fue el único fotógrafo que hizo que Avedon se cuestionara su propio trabajo".

Hoy sería imposible fotografiar editoriales como los que Bob sacó adelante. Para los mejores tuvo de cómplice a Anjelica Huston, con la que mantuvo una relación sentimental que se alargó cuatro años. Nadie la ha retratado como lo hizo Bob. Y, desde luego, nadie la ha mostrado tan guapa. La conoció cuando ella tenía sólo 18 y era una estudiante más en Nueva York. A principios de los 70, justo después del estreno de La caída de los dioses, de Visconti, decidió dar una visión megadecadente, muy romana, de Valentino, que se plasmó en Anjelica paseando del brazo de un militar nazi por las calles de Roma. En una serie sobre Irlanda, la inmortalizó llevando una pistola y con sangre en el pecho. Concidió con los momentos de mayor actividad del IRA. "A Bob le encantaba provocar shocks. Era un reflejo de su propio interior convulsionado. Sus fotos siempre tenían un subtexto que hablaba de su estado de ánimo, de él", recordaba Anjelica Huston en los días posteriores a su fallecimiento.

En la década de los 80, los años de excesos hicieron mella en Richardson, que también debía pagar la factura de una enfermedad mental (esquizofrenia) que sufría desde joven, pero que ocultaba para seguir trabajando. Pasó muchos años vagando por el sur de California como un homeless, solo, olvidado y enfermo, ya que su rudeza le había hechop cortar todos los lazos con la familia. En 1989, un prestigioso historiador del Arte, Martin Harrison, se hizo cargo de él y le pagó una habitación de hotel en San Francisco, mientras orquestaba su vuelta a las revistas con la ayuda de Terry, hijo de su segundo matrimonio con la actriz Norma Kessler (Bob tuvo otra hija, Margaret, de una primera unión, pero nunca mantuvo el contacto con ella ni con su madre). En ese momento, su hijo ya tenía cierta influencia en el negocio gracias a sus campañas para Sisley o Gucci, y comenzaba a cimentar su propia reputación de rebelde versión fin de siglo: mucho sexo, mucha provocación, mucho rock & roll, pero con los pies en la tierra y el dinero en la cuenta corriente. "Las fotos de mi padre son más oscuras y decadentes y, a la vez, tremendamente humanas y reales. Las mías son más luminosas, tienen más energía, respiran sexo y exceso, espontaneidad", dice Terry.

Todos los esfuerzos por volver a encauzarle en la industria fueron en vano. Richardson era absolutamente inflexible en su forma de trabajar y en su forma de vivir. En 1995, le contaba a Ingrid Sischy, editora de la revista Interview: "Siempre he querido introducir la realidad en mis fotografías. Sexo, drogas y rock & roll: eso era lo que estaba pasando cuando yo empecé a disparar. Y yo iba a ayudar a que ocurriera eso y más. Pero nadie quería ver eso en América. ¡Algunos editores de moda aún llevaban guantes blancos a los desfiles!". Era imposible mantener bajo control a una personalidad tan turbulenta, sin embargo, terminó apaciblemente sus días en le sofá de su casa neoyorquina. Por aquellas fechas, mientras se caían los encargos que le habían conseguido en las mejores cabeceras, se lamentaba: "Las revistas norteamericanas están llenas de cobardes. Gente como Liz Tilberis (de Harper's Bazzar) y Anna Wintour (de Vogue) debería estar avergonzadas de sí mismas. La mayoría de las fotos que publican no valen nada. Nueva York ha triunfado definitivamente en su carrera por elevar la mediocridad a una forma de arte".


Lola Fernández
Yo Dona magazine
Diario El Mundo
26 de abril 2008

October 14, 2008

Presentación

Irving Penn para Vogue Magazine

Hoy comienzo una nueva andadura en este vasto mundo de la blogosfera impulsada por mi gran gusto por la moda y la fotografía.

No pretendo mostrar las últimas tendencias ni los chismarajos de la farándula fashionista. Sólo quiero tener mi propio escaparate donde pueda mostrar esos maravillosos trabajos fotográficos. Editoriales, anuncios, sesiones varias, todo lo que surga de la unión entre la moda y un estupendo ojo para capturar y re-crear las propuestas de los diseñadores y las que proponga el fotógrafo.

Espero que disfruten tanto como yo.